Colectivo 114
“¿Dónde está el soberano? ¡En las calles retozando mientras niño! ¡Disipando todo el tiempo de su juventud en placeres! ¡Calculando incertidumbres en su virilidad! ¿Viviendo de una escasa renta, o llorando su miseria cuando viejo? Este soberano, ni aprendió a mandar, ni manda, y el que manda en su nombre lo gobierna, lo domina, lo esclaviza y lo inmola a sus caprichos cuando es menester”
“¿Dónde está el soberano? ¡En las calles retozando mientras niño! ¡Disipando todo el tiempo de su juventud en placeres! ¡Calculando incertidumbres en su virilidad! ¿Viviendo de una escasa renta, o llorando su miseria cuando viejo? Este soberano, ni aprendió a mandar, ni manda, y el que manda en su nombre lo gobierna, lo domina, lo esclaviza y lo inmola a sus caprichos cuando es menester”
Los colectivos son
agrupaciones de personas que tienen intereses afines. Los colectivos
revolucionarios, también conocidos como colectivos populares son agrupaciones
de gente irreverente, combativa, crítica, son mujeres y hombres del poder
constituyente, de “soñadores revolucionarios irrenunciables” que tienen “un
carácter montaraz que los hace poco manejables” y que siempre han estado y
estarán “del lado de las luchas del pueblo”, han sido y serán “un valladar para
quienes acomodados al poder se han olvidado del pueblo” y “luchan por la
revolución y lo harán hasta morir en el empeño de ser necesario”. Esta
definición de Martín Guédez tiene un referente en el pensamiento del Che
Guevara, “todos los días hay que luchar porque ese amor a la humanidad viviente
se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo y de
movilización”.
¿Por qué Colectivo
114? Porque entre 1793 y 1795, Simón Rodríguez ejerció la pedagogía en la
Escuela de Primeras Letras, ubicada de Veroes a Jesuitas, esquinas del centro
de Caracas. Ciento catorce (114) fueron los estudiantes que él formó, entre
estos, quien a la postre sería el Libertador de América.
El Colectivo 114 está
conformado por camaradas rodrigueanos: maestros, cultores populares,
ambientalistas, guerrilleros comunicacionales, tecnólogos, editores y demás
miembros de las comunidades organizadas, que entendemos que:
1.
"El Gobierno forma la moral de los pueblos, los encamina a la grandeza, la
prosperidad y el poder ¿Por qué? Porque teniendo a su cargo los elementos de la
sociedad, establece la educación pública y la dirige. La nación será sabia,
virtuosa, guerrera si los principios de su educación son sabios, virtuosos y
militares: ella será imbécil, supersticiosa, afeminada y fanática si se la cría
en la escuela de estos errores. Por esto es que las sociedades ilustradas, han
puesto siempre la educación entre las bases de sus instituciones públicas (...)
En efecto: las naciones marchan hacia el término de su grandeza, con el mismo
paso con que camina la educación. Ellas vuelan, si ésta vuela, retrogradan, si
retrograda, se precipitan y hunden en la oscuridad, si se corrompe, o
absolutamente se abandona..."
2.
“La educación popular debe ser el cuidado primogénito del amor paternal del
Congreso. Moral y luces son los polos de una república; moral y luces son
nuestras primeras necesidades”.
3.
El saber y el trabajo son las dos más grandes palancas y los resortes de la
sociedad que garantizan la prosperidad nacional ya que alcanza lo más
difícil entre las personas: hacerlas honradas y felices.
4.
La construcción y consolidación de la revolución tienen en la educación popular
la formación de una conciencia ciudadana aunada a la ejecución de un trabajo
útil fundado en relaciones de cooperación y no de sometimiento.
5.
La cultura de la resistencia, los nuevos valores, una nueva hegemonía y una
nueva subjetividad histórica deben ser los pilares para la construcción de una
sociedad cualitativamente distinta a la mercantil capitalista que ha sembrado
de miseria al mundo.
6.
El panamericanismo, concepto antibolivariano que implementa el imperio
estadounidense para mantener el predominio sobre los pueblos latinoamericanos y
caribeños, es la concreción de la política expansionista norteamericana,
conocida como el Destino manifiesto, y que considera a Nuestra América, según
la doctrina Monroe, el patio trasero de Estados Unidos.
7.
En nuestra revolución cada uno de nosotros, solo, no vale nada; en palabras de
Rodríguez “pensar cada uno en todos para que todos piensen en uno” porque “la
solidaridad es la ternura de los pueblos” y siempre seremos capaces de
sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera, en
cualquier parte del mundo, como decía el Che Guevara.
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